No es necesario contar con la explanada de un castillo, un parque o una playa urbana para improvisar un cine de verano. Cielo sobre nuestras cabezas y unas pocas estrellas que se dejen ver, a pesar de las luces de la ciudad, para los afortunados que tengan terraza; para los que no, luz tenue y ventanas abiertas por las que circule algo de brisa, son más que suficiente.
Las propuestas son variadas y todos los personajes
bienvenidos para hacernos compañía en el verano de la ciudad. Marilyn, Audrey,
Marion, Bill, Gregory; Berlín, Roma, Nueva York, Venecia,
y sin hacer cola en el mostrador de facturación ni añorar encuentros inesperados
que podrían ser, pero que este verano, de momento, parece ser que tampoco.
Vacaciones de Ferragosto (2008), Gianni Di Gregorio
Verano en Berlín (2005), Andreas Dresen
Moonrise Kingdom (2012), Wes Anderson
Submarine (2010), Richard Ayoade
Pequeñas mentiras sin importancia (2010), Guillaume Canet
Le Skylab (2011),
Julie Delpy
L’ultimo bacio
(2001), Gabriele Muccino
Locuras de verano (1955), David Lean
Vacaciones en Roma (1953), William Wyler
La tentación vive arriba (1955), Billy Wilder
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