domingo, 29 de diciembre de 2013

Stromboli


  Islas Eolias. Art credit: Susana Herman

Una nueva isla nace en Japón de la noche a la mañana; en Sicilia, el volcán Etna ruge de nuevo; de junio a septiembre, Stromboli recuerda que es una isla en plena adolescencia y reclama su derecho a seguir creciendo. La Tierra arde y se mueve bajo nuestros pies, como fue al principio y será cuando ya no estemos. 

Mientras tanto, contamos la vida en años, en meses, en instantes que poco suman al orden del universo. Este año toca a su fin. ¿Cómo lo recordaremos? En mi entorno más cercano una historia de amor acabó en boda, nacieron seis preciosos bebés, tuvimos que decir adiós a un joven amigo, hubo alguna que otra ruptura sentimental que el tiempo dirá si será definitiva, se frustraron amores sin llegar a consolidarse, no se cumplieron grandes sueños ni se encontraron destinos. Pero ha sido un año de movimientos, de viajes, de búsquedas, de perdones. 

Dos mil trece fue el año de París, de Nueva York, de Stromboli y del regreso a uno de esos lugares a los que no se debe volver jamás, por haber vivido en él momentos de felicidad absoluta y perfecta. Pero ya pasó. De entre estos destinos, elijo Stromboli. Porque su nombre evoca un grito de guerra; porque allí se enamoraron Ingrid Bergman y Roberto Rossellini; porque no hay alumbrado público; porque cuando se pone el sol, uno puede coger una barca, acercarse a la Sciara del Fuoco e imaginar cómo fue todo al principio del principio: cuando solo había tierra, mar y fuego, y el volcán escupía llamas en la más absoluta oscuridad sin otro testigo que una bóveda estrellada; porque allí, la Tierra nos recuerda que somos poco y, a la vez, parte de todo. 

Feliz 2014

martes, 17 de diciembre de 2013

Los 12 de 2013







Con el año a punto de doblar la esquina y desaparecer para siempre en la nebulosa del tiempo, toca hacer el resumen de mis querencias literarias de estos doce meses. No se trata estrictamente de novedades, también hay libros de años anteriores y revisión de algún clásico. No están todos los que visitaron mi mesita de noche y el orden es cronológico, de enero a diciembre. Esto es lo que, literariamente hablando, el 2013 me dejó:



Memorias de África, Isak Dinesen

Los muertos, James Joyce

La pasión, Jeanette Winterson

El rumor del oleaje, Yukio Mishima

La gran casa, Nicole Krauss

Nada se opone a la noche, Delphine de Vigan

Sagapò, Renzo Biasion

El joven Nathaniel Hathorne, Víctor Sabaté

Los desorientados, Amin Maalouf

El sentido de un final, Julian Barnes

Kokoro, Natsume Soseki

Todo lo que deberías saber antes de amarme, Gerard Guix