domingo, 27 de julio de 2014

Hasta que lo pierdes



  Art credit: Susana Herman


No sé cuál es el motivo que lleva a las personas a tener hijos. ¿El amor, la superación de un ritual de paso hacia la madurez, el instinto, el miedo a que la muerte se nos lleve y no dejar nada de nuestro paso por este mundo? 

De los niños y los adolescentes admiro sus ojos nuevos sobre las cosas que han estado ahí desde siempre, su convencimiento de que no cometerán los mismos errores que sus mayores, de que jamás renunciarán a sus sueños, de que tienen en su poder la verdad. El propósito siempre es auténtico e innegociable. A veces les oigo afirmar con rotundidad frases que yo misma pronuncié a la misma edad, de las que nunca me desdije, pero que olvidé con el tiempo. Y, olvidadas como estaban, vuelven a tener sentido al escucharlas en esa voz.

En otras ocasiones también me sale el adulto arrogante que cree estar de vuelta de todo, y estoy a punto de contradecir una de esas afirmaciones por haber comprobado empíricamente su falsedad a lo largo de los años; pero me callo. Esta semana mi sobrino actualizó su estado en WhatsApp: “Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Me pregunté a quién o qué habría perdido, o quién lo habría dejado perder y ahora se arrepentía. Tuve el impulso de decirle que hay personas que no saben lo que tienen, ni siquiera cuando lo pierden. Pero luego me dije que quizá esta sea una norma de los adultos, que no saben ver lo que tienen delante de los ojos, ni son valientes para alargar la mano y tomarlo; que olvidan porque es más fácil que sentir vacío o dolor y reaccionar ante él.

No creo que a mi sobrino le importe que comparta esta pequeña intimidad suya. No me lee, para él estoy muy lejos de saber lo que es la vida. Y quizá tenga razón.

domingo, 20 de julio de 2014

Cine de verano



 


No es necesario contar con la explanada de un castillo, un parque o una playa urbana para improvisar un cine de verano. Cielo sobre nuestras cabezas y unas pocas estrellas que se dejen ver, a pesar de las luces de la ciudad, para los afortunados que tengan terraza; para los que no, luz tenue y ventanas abiertas por las que circule algo de brisa, son más que suficiente.

Las propuestas son variadas y todos los personajes bienvenidos para hacernos compañía en el verano de la ciudad. Marilyn, Audrey, Marion, Bill, Gregory; Berlín, Roma, Nueva York, Venecia, y sin hacer cola en el mostrador de facturación ni añorar encuentros inesperados que podrían ser, pero que este verano, de momento, parece ser que tampoco. 



Vacaciones de Ferragosto (2008), Gianni Di Gregorio

Verano en Berlín (2005), Andreas Dresen

Moonrise Kingdom (2012), Wes Anderson

Submarine (2010), Richard Ayoade

Pequeñas mentiras sin importancia (2010), Guillaume Canet

Le Skylab (2011), Julie Delpy

L’ultimo bacio (2001), Gabriele Muccino

Locuras de verano (1955), David Lean

Vacaciones en Roma (1953), William Wyler 

La tentación vive arriba (1955), Billy Wilder

domingo, 13 de julio de 2014

En honor a la derrota



 
 25% Catalonia at Venice



Después de ver 25% Catalonia at Venice en La Virreina, traté de recordar en qué otras ocasiones me había emocionado durante una exposición hasta el punto de tener que ocultarme del resto de visitantes, respirar hondo y seguir adelante. Fue en dos: durante la retrospectiva que el Reina Sofía dedicó en 2011 a Val del Omar, que incluía fotografías de las misiones pedagógicas de la Segunda República; y con La maleta mexicana, el legado audiovisual de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour perdido durante seis décadas, que fue recuperado milagrosamente en 1995 y comisariado por el MNAC en 2011 después de pasar por Nueva York. 


 © José Val del Omar



La cita con Val del Omar fue en Madrid, anterior a la de Capa, Taro y Seymour. Así que se puede decir que asistí a episodios históricos clave de la historia de España siguiendo un orden cronológico involuntario. Tenía constancia de esas misiones por el cine, algún documental y por las clases de literatura de mi época bachiller dedicadas a Lorca, que creó su grupo teatral La Barraca imbuido de ese espíritu pedagógico. En las fotos de Val del Omar aparece una España de la que había oído hablar a mi familia andaluza, aparecen la pobreza y la incultura, la dejadez institucional que las misiones pedagógicas trataron de paliar. Esos ojos que miran al objetivo de Val del Omar antes del estallido de la guerra civil no sabían que la esperanza que trajo la II República fue solo eso, y que pronto a la miseria y al abandono se les uniría la violencia y la muerte. 


 Lorca, el segundo a la derecha, junto y otros miembros de La Barraca



La maleta mexicana fue un viaje al pasado en compañía de los recuerdos y la voz de mi abuelo, fallecido en 1996, a quien había oído explicar su experiencia de la guerra civil en el frente andaluz en incontables noches de verano, un frente que se halla a escasos kilómetros de donde pasaría el resto de sus días después de haber sobrevivido a la guerra y, tras la derrota, a un campo de concentración. Las fotos de Robert Capa habían sido tomadas en el mismo lugar donde movilizaron a mi abuelo en los primeros meses del conflicto, y seguramente estuviera en esos momentos a escasos metros del objetivo del fotógrafo, o su cara fuera una de aquellas, tan borrosas y tan jóvenes, que me fue imposible identificar.  A pocos metros de este testimonio gráfico, que fue una emotiva sorpresa que no pude compartir porque fui sola a esa exposición, presidían la sala las palabras de Albert Camus: 

Fue en España donde mi generación aprendió que se puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa.


Negativos de La maleta mexicana



En 25% Catalonia at Venice, tres artistas y ocho desempleados con rostro y voz (que forman parte de esa cifra anónima y aséptica del 25% de desempleo en Catalunya) otorgan dignidad al mundo real desde el mundo del arte. Y eso no es nuevo, ya lo hizo Lorca con La Barraca, Val del Omar con sus fotografías de los pueblos más deprimidos de España y Capa dando testimonio de una guerra  que entonces nadie sabía que ya se había perdido de antemano. 

25% tiene algo de la derrota de las dos exposiciones anteriores. Si esa derrota será definitiva, si vendrá seguida de un giro histórico inimaginable en la calma de este verano que no acaba de serlo, solo lo verán con la perspectiva necesaria las generaciones por venir. 


[25% Catalonia at Venice puede verse hasta el 27 de julio en La Virreina:

[Documental sobre La Barraca:

[Val del Omar y las misiones pedagógicas:

[La maleta mexicana: http://www.maletamexicana.com/spanish/