sábado, 2 de julio de 2016

Descargue emocional anónimo





Las redes sociales están llenas de declaraciones de amor explícitas y de subterfugios para revelar que uno está emocionalmente ocupado/a. A veces el subterfugio no es tal (etiquetas en pasiones, lugares e intereses comunes), y salta tanto a la vista la situación sentimental y quién es el ser humano en cuestión que ocupa el corazón del susodicho/a que resulta abrumador. Y yo me pregunto, ¿qué sentido tiene exhibir un amor entre personas (presuntamente) libres y que es (presuntamente) correspondido?

Deberían dedicarse a vivirlo, digo yo. Es un consejo, que ya se sabe que estas cosas, en estos tiempos que nos han tocado vivir, no duran. Y estando en período estival, es posible que ni llegue al otoño, tiempo de rupturas (estadísticamente comprobado). Vivid, queridos, como si no hubiera un mañana.

Meditando sobre estos asuntos, he tenido una idea que sí puede resultar útil para la salud emocional de todos nosotros: dedicar un día al descargue emocional anónimo. Con respeto, educación y dignidad, eso sí, y sentido del humor, indispensable para la supervivencia humana. Para ejemplificar la utilidad de mi idea, voy a ser yo quien empiece poniéndola en práctica, más que nada porque ya han pasado seis meses de 2016 y es una manera de marcar un punto y final y disfrutar del verano, dejando atrás cargas emocionales negativas que no nos dejan ver el sol en toda su plenitud. Ahí va:

X, eres un mastuerzo y más previsible que una sardana. A ti, Y, querida, te vi venir desde tan lejos que me sorprende mi propia clarividencia #DescargueEmocionalAnonimo

¡Feliz verano!

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